Las dos instituciones, la BM y el FMI, han estimado en sus últimos informes que Argelia podrá recuperarse rápidamente en 2018 gracias a las nuevas medidas de financiación de las inversiones y al proceso de expansión presupuestaria, fijando el crecimiento para el presente ejercicio entre un 3% y un 3,5% contra el 2,1% de 2017.

La BM explica la ralentización registrada en 2017 frente a la tasa de 3,3% realizada en 2016 por la bajada de la producción de hidrocarburos estimada en un 1,4%, pero cree que con los nuevos pozos petrolíferos la producción irá aumentando, lo que estimulará el crecimiento y hará que el sector fuera de los hidrocarburos se beneficie del reequilibro de las finanzas públicas que las autoridades argelinas pretenden retomar a mediados de 2019.

Pese a una bajada del crecimiento en 2019, estimada entre un 2% y un 2,7%, ambos organismos prevén, a medio plazo, una disminución del doble déficit (el déficit presupuestario actual de -11,4% del PIB, será de -5,2% en 2019 y de -1,9% en 2020; en cuanto al déficit de la cuenta corriente, que había alcanzado -12,3% del PIB en 2017, el FMI lo sitúa en -9,3% del PIB en 2018 y en -9,7 en 2019; mientras que la BM, más prudente, lo estable en -16,1% del PIB en 2018, en -12,7% en 2019, reduciéndolo a           -10,2% en 2020).

En cuanto a la inflación, se prevé que alcance un 7,5% en 2018, frente al 5,5% de 2017. La proyección para 2019 se situaría en torno al 7,6%.

La tasa de paro que pasó del 10,5% en septiembre de 2016 al 11,7% en 2017, puede mantenerse entre un 11,2% y un 11,8% en 2018 y 2019. La BM lo explica por el hecho de que en algunos casos, entre las personas con instrucción, un gran número de jóvenes y mujeres prefiere esperar a dar con un empleo del sector formal y que responda a su perfil profesional.

El FMI ha subrayado en sus conclusiones que Argelia dispone de muchas oportunidades para conciliar ajuste económico y crecimiento, pero sugiere la necesidad de proceder a unas reformas estructurales con miras a promover la emergencia de una economía diversificada y fomentada por el sector privado, y reducir así la dependencia del petróleo y del gas. Asimismo recomienda que se recurra a un amplio abanico de financiación, especialmente la emisión de títulos de deuda pública al precio del mercado, el partenariado público-privado y la venta de activos.